De la música a la ciencia: La reguetonera de los 2.000 que cambió la fama por la ciencia
En los 2.000 fue una de las pioneras del reguetón y 20 años después es una reconocida científica colombiana.
INTERNACIONAL
Perro Vago
10/30/20252 min read


Internacional.- De la música a la ciencia: La reguetonera de los 2.000 que cambió la fama por la ciencia
• En los 2.000 fue una de las pioneras del reguetón y 20 años después es una reconocida científica colombiana.
En los años 2000, en plena ola del reguetón, una voz femenina destacaba en la canción “Tocarte Toa” junto al artista Big Yamo, éxito que se escuchó en todo el continente.
Detrás de aquella canción estaba Nataly Galán Freyle, conocida artísticamente como “Natya”, una de las pioneras del reguetón en Colombia que, tras una prometedora carrera musical, decidió dar un giro radical a su vida: cambiar los escenarios por los laboratorios.
De la música a la ciencia
Hoy, Galán es directora de investigaciones de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, Colombia, con más de 17 patentes registradas —derecho que le da el Estado a un inventor para que nadie más use o copie su invento sin permiso— y múltiples reconocimientos por su aporte a la química aplicada. A sus 40 años, se ha consolidado como una de las científicas más destacadas del país, liderando proyectos que combinan innovación tecnológica con impacto social.
Nieta del reconocido compositor “Pacho Galán”, creador del merecumbé, Nataly creció rodeada de arte y música, pero decidió seguir su otra gran pasión: la ciencia. “Tuve que elegir entre seguir en la música o continuar con mi carrera profesional. No fue fácil, pero elegí la ciencia”, ha relatado en entrevistas.
Es doctora en química aplicada por la Universidad de Puerto Rico, donde, incluso durante su formación académica, nunca se desligó del ritmo ni de su herencia caribeña. Sus investigaciones han permitido desarrollar biosensores capaces de detectar enfermedades como lupus o fallas renales antes de que aparezcan los síntomas, así como tecnologías para detectar explosivos y monitorear la calidad del agua y el aire.
“La música y la ciencia tienen algo en común: ambas requieren creatividad y ritmo”, asegura Galán, quien compara su trabajo en el laboratorio con dirigir una orquesta molecular.



